Dibujo desde que tengo recuerdo.
Se niña venían a buscarme las amigas para salir y yo siempre tenía alguna excusa para decirles que no. Prefería quedarme en casa dibujando, haciendo maquetitas, qué sé yo! Eso era mil veces más divertido.
Recuerdo que me gustaba mucho hacerle "retratos" a mi abuela (tengo cientos de ella), a mi padrino, a cualquiera de la familia que se pusiera a tiro. Tenía yo un especial afán por captar ese momento y que así pudiera recordarlo para siempre (no, no había pensado todavía en la fotografía).
Me gustaba, si.
También recuerdo con gracia el momento (tendría 10 u 11 años) en que descubrí las sombras y las luces. Tenía una foto de una artista de la tele y me puse a dibujarla. No sé como me percaté de que en algunas parte de la cara el tono se hacía más oscuro, y en otros más claro. ¿y si lo dibujo así? Más oscuro por aquí, más claro por allí...ahívá! De pronto tenía volumen. "Mamááááááááááááá! Mira lo que he hecho!"
Aunque el paisaje también me ha atraído, es el retrato lo que a mí siempre me ha fascinado. El rostro humano, centro, reflejo de hechos vividos, espejo de personalidad, la cantidad de matices sutiles que hacen que cada persona sea distinta a otra, buf...para no terminar nunca!
El caso es que...
Bueno, ahora trabajo de 9 a 2, y no tengo tiempo de pintar aunque la cabeza la tengo llena de ideas. Y luego también está mi familia "numerosa" que no me permite tampoco dedicarme.
Así que poquito a poco desde que mi tiempo libre cambió, me he ido haciendo con una colección de retratos por encargo. Además de aquéllos también a veces mis ratitos me dan para otras cosas y salen retratos "de uso propio", CARICATURAS, bocetos para cuadros, en fin...
Allá vamos!
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