martes, 30 de agosto de 2011
17....Y más sirenas.
Pues otra vez las sirenitas...
Este verano tuve la suerte de poder ir a la isla de Sálvora, a la entrada de la ría de Arousa y resulta que guardando el embarcadero, mirando al mar, está la estatua de LA SIRENA. Es enorme y bonita, tanto como la historia que hay detrás. Resulta que la mandó hacer un miembro de la familia Mariño para recordar el origen de su linaje.
Cuenta la leyenda que este origen está hace muchos siglos cuando un caballero naufragó en la isla de Sálvora y allí se refugió. Paseando un día por la playa vió un cuerpo tendido en la orilla. Se acercó para ver qué había ocurrido y tuvo gran sorpresa al encontrarse que era una hermosísima sirena. Se la llevó a su refugio y se enamoró de ella. Preguntó su nombre pero ella no le pudo contestar, era muda. Entonces él la llamó Mariña. Le quitó pacientemente las escamas, convirtiéndose en mujer. De su relación nació un niño al que llamaron Mariño.
En la noche de San Juan, mágica donde las haya, el caballero cogió al niño en brazos para saltar la hoguera como manda la tradición. La sirena, que no sabía nada de esto, gritó : ¡Hijo!, creyendo que su amado iba a arrojar al niño al fuego. Así fue como comenzó a hablar. Vivieron felices y comenzó la historia de los Mariño.
También he leido que cuando el caballero murió, la mujer volvió al mar como sirena y puso como condición que de cada generación Mariño un descendiente debía ser entregado al mar y el elegido nacería con los ojos azules. Curiosamente se conocen casos de Mariños con los ojos azules que han desaparecido en el mar.
Pues nada, todo esto añade más misterio a las mitológicas sirenas y generan todavía más atracción sobre mí que me encantan todas estas historias.
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